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Buceo sin barreras para discapacitados

El agua es un entorno excelente para la actividad física, no sólo para personas sin discapacidad, sino también para personas con todo tipo de limitaciones musculoesqueléticas. Todo gracias a la fuerza de flotación, definida por el matemático griego Arquímedes: un cuerpo sumergido en un líquido está sometido a una fuerza de flotación ascendente igual al peso del líquido desplazado por el cuerpo. El agua alivia la tensión de nuestro cuerpo, haciendo que durante la natación y el buceo ejerzamos mucha menos presión sobre el sistema esquelético con la columna vertebral que durante cualquier otra actividad. Partiendo de la premisa de que un cuerpo menos capacitado no tiene por qué limitarnos a la hora de disfrutar y gozar de la vida, el buceo sin barreras puede ser una gran opción para las personas con discapacidad que quieran vivir aventuras bajo el agua.

La ley de Arquímedes y la flotabilidad del buceador en la práctica

La ley de Arquímedes de la fuerza de flotación actúa sobre cualquier cuerpo sumergido en cualquier líquido, y cualquier cambio en la fuerza de flotación para un cuerpo en particular es el resultado de las diferencias en la densidad del líquido. Podemos observar fácilmente este principio sumergiéndonos en agua dulce y salada: el agua salada es más densa y, por tanto, la fuerza de flotación es mayor. Cuando se habla de la flotabilidad del buceador y se mide la flotabilidad del cuerpo humano, lo más fácil es tener en cuenta la llamada «flotabilidad». densidad relativa – es la cantidad que expresa la densidad de un cuerpo en relación con el agua pura.

Se supone que el agua pura tiene una densidad relativa de 1,0: los cuerpos y sustancias con una densidad específica inferior a 1,0 flotan en la superficie, y los cuerpos y sustancias con una densidad específica superior a 1,0 se hunden. La densidad relativa del cuerpo humano viene determinada por el porcentaje de peso de los distintos tejidos, pero en la mayoría de los casos la densidad relativa del cuerpo humano oscila en torno a un valor de 1,0, lo que nos permite flotar, pero también sumergirnos cómodamente, con sensación de alivio.

Personas con discapacidad y buceo: ¿quién puede bucear y cómo?

El agua y estar bajo el agua tiene un efecto calmante y tranquilizador, favorece la relajación y permite que personas de distintas edades y con diferentes limitaciones, incluidas las debidas a distintas discapacidades, se mantengan activas. El buceo es posible para la mayoría de las personas con problemas de movilidad, parálisis y paresia de los miembros inferiores y superiores. También pueden bucear las personas ciegas y deficientes visuales, así como las personas con discapacidad auditiva, sordas y sordociegas.

Normas de seguridad, contraindicaciones

Es importante recordar que los buceadores discapacitados deben seguir absolutamente las mismas normas de seguridad que los no discapacitados. Por eso, antes de decidirse a dar el primer salto, es esencial que compruebe si su estado de salud contraindica esta forma de actividad. Entre ellas figuran. infecciones respiratorias activas, enfermedades del oído y de los senos paranasales, diversos tipos de enfermedades crónicas de las vías respiratorias superiores, enfermedades cardiovasculares, de la sangre y del corazón o problemas de presión y trastornos mentales. Además, las personas con discapacidad intelectual sólo pueden ser admitidas a bucear si comprenden perfectamente las instrucciones de los instructores y las obedecen sin rechistar (normas similares se aplican a los niños, que normalmente sólo bucean a partir de los 10 años).

Inmersión segura asistida

Para las personas con discapacidad, el buceo requiere asistencia responsable. Mientras que para las personas ciegas y sordas suele bastar con un instructor debidamente formado, las personas con problemas de movilidad, parálisis de miembros o sillas de ruedas pueden necesitar el apoyo de más de un instructor. Dependiendo de la gravedad de la discapacidad, la persona discapacitada puede ir acompañada de 2 o incluso 3 compañeros, que se ocuparán exhaustivamente de la seguridad y el bienestar del buceador.

El buceo como forma de rehabilitación

El buceo es una actividad que puede formar parte de la rehabilitación, tanto física como mental. Los entrenadores de buceo insisten unánimemente en que bajo el agua todos somos iguales y cualquier diferencia en la forma física se borra significativamente. Las personas con problemas de movilidad pueden sentirse tan ligeras como una pluma, el sistema de comunicación subacuática se basa en gestos, lo que a su vez no supone ningún obstáculo para las personas sordas. Es una forma estupenda de que las personas con discapacidad rompan barreras, busquen nuevas oportunidades para realizarse y asumir nuevos retos, y amplíen su círculo de amistades para incluir a entusiastas de este deporte único. Además, cada inmersión realizada con éxito permite reforzar, construir o reconstruir la autoestima.

Los buceadores discapacitados no están solos

Tanto a escala internacional como en Polonia, existen diversos tipos de organizaciones y asociaciones que agrupan y promueven eficazmente el buceo para personas con discapacidad. Una de las organizaciones más antiguas de este tipo es la HSA (Handicapped Scuba Association), la Asociación de Buceadores Discapacitados. Se trata de una organización «sin ánimo de lucro» creada para que personas con diversas discapacidades puedan obtener títulos de buceo y practicar el buceo recreativo.

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